El Comercio: Diario de Asturias

Las asociaciones de prostitutas se rebelan contra su prohibición: «¿De qué vamos a vivir ahora?»

LUCÍA LÓPEZ PÉREZ

5 minutes


Miércoles, 29 de marzo 2023, 01:22

«¿Y qué van a hacer con las 250.000 mujeres que llevan a cabo estas prácticas en España y a las que van a dejar sin trabajo?», se pregunta la presidenta de la Asociación de Profesionales del Sexo (Aprosex) y secretaria general de la Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS), Conxa Borrell.

La Estrategia Asturiana para la Abolición de la Prostitución y la Trata con Fines de Explotación Sexual, que contempla sanciones a los clientes y la revisión de las licencias de los clubes, no ha tardado en generar rechazo entre las trabajadoras sexuales, que advierten de que el plan no es más que un documento que persigue algo «imposible» ya que «muchas personas no queremos dejar la prostitución», sino «una regularización».

Conxa, que a los 39 años comenzó a ejercer la prostitución empujada por «una situación económica muy precaria», asegura que a la hora de hablar de esta actividad se tiende a meter en el mismo saco la trata y la explotación sexual por una «falta de argumentos» para abolirla. Ante esto, asegura que no puede equipararse una mujer que «decide ejercer la prostitución» a una que se encuentra en situación de trata y propone que a estas a últimas se les reconozca «el estatus de víctima». Para ello, pide que se cree una ley que las proteja y que les asegure el acceso a una vivienda social, papeles y una formación, «pero no de costurera o de 'kelly' en un piso, sino de lo que ellas quieran. ¿Quién dice que no quieran ser arquitectas?».

Precisamente, uno de los puntos que incorpora la estrategia para la abolición de la prostitución en el Principado consiste en el impulso de becas que permitan la reinserción socioeducativa de las víctimas. Sin embargo, para Borrell no resulta suficiente, pues asegura que «mucha gente joven, especialmente universitarios, está ejerciendo la prostitución» para costearse sus estudios, dado que su situación económica es precaria. «El abolicionismo es fatal para las trabajadoras sexuales, si nos lo quitan ¿de qué vamos a vivir?», se lamenta.

Ante esto, la catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Oviedo, Carolina Martínez, a pesar de aplaudir la estrategia y considerar «encomiable» la idea de «proporcionar a esas mujeres alternativas laborales, profesionales y de autonomía económica», también es consciente de «las contradicciones que engloba esta lucha». Martínez considera que las sanciones administrativas a los clientes suponen un riesgo para las mujeres y víctimas de explotación sexual, pues «sancionando administrativamente a los clientes, se acaba criminalizando a las mujeres».

Pagar por un abrazo

Conxa Borrell asegura que hay «tantos perfiles de clientes, como hombres» y que, por tanto, los servicios que las trabajadoras sexuales ofrecen son muy variados, desde sexo hasta una charla o un masaje. «Una de las cosas más demandadas son los abrazos», afirma, para poner de manifiesto la realidad de muchos clientes que acuden a las trabajadoras sexuales buscando compañía. También lo hace para reinvidicar que «para hacer nuestro trabajo no solo usamos nuestro cuerpo, también nuestro cerebro. Somos putas, no tontas. Nuestros clientes no son ajenos a la sociedad».

Contrarias a su posicionamiento están las asociaciones. Desde Apramp, que ha participado junto a la Fundación Amaranta y Médicos del Mundo en la estrategia para abolir la prostitución elaborada por el Principado, recuerdan que si bien el perfil del cliente sigue siendo variado, el de las mujeres ha cambiado, pasando a predominar las extranjeras.

En 2021, última fecha de la que se registran datos, la asociación atendió a unas 557 mujeres víctimas de explotación sexual, aunque las cifras, a pesar del desconocimiento, se estima que sean mucho mayores. Esther Rodríguez, coordinadora de Apramp en Asturias, añade, además, que la decisión de dedicarse a la prostitución «nunca es del todo libre, porque está condicionada por diferentes aspectos económicos, sociales, vitales... Si no hubiese necesidad no recurrían a ese dinero que es rápido, pero no fácil».